Mensaje de la Comisión de Educación, Fomento e Integración Cooperativa (CEFIC) de COMAG, para todos los trabajadores y socios de la misma, en su día.
En esta jornada, se brinda un sentido y merecido homenaje, a quienes con esfuerzo y dedicación, persiguen el desarrollo individual, familiar y social, a través del trabajo. Este constituye el mejor camino, fructífero, digno y encomiable, para el crecimiento del ser humano y el progreso de la sociedad.
No surge el 1 de Mayo como un día de fiesta, sino que fue el corolario de la lucha obrera iniciada en 1886, en Estados Unidos, para lograr la reducción de la jornada laboral. La misma pasa por varias instancias de enfrentamientos, que culminan con los Mártires de Chicago. En 1889, en París, se ratifica esta fecha, y se le da carácter internacional, completándola con un plan de reivindicaciones económicas.
Transcurrieron muchos años, llegamos a la actualidad, y esta fecha es conmemorada por los trabajadores de todos los sectores, respetados y considerados como la base y sustento de la sociedad, protegidos por las leyes de cada país.
En homenaje a todos los trabajadores, seleccionamos un fragmento del Poema Manos Ásperas, de Emilio Carlos Taconi, maravilloso poeta que nació el 11 de noviembre de 1895, y falleció a los 93 años, el 26 de noviembre de 1988, en Peñarol, Montevideo. Su hogar, humilde y sencillo, le enseñó a amar el trabajo, y lo convirtió en un referente cuando se habla de este tema. Ejemplo de tesón, dedicación y dignidad, no pudo estudiar en el Liceo, por razones económicas, pero fue un autodidacta, y demostró la felicidad y el placer por el deber cumplido.
Llegue como mensaje y símbolo, a todos los que trabajaron y trabajan, para llevar el pan a su mesa!
MANOS ÁSPERAS.
FRAGMENTO. Autor: EMILIO CARLOS TACONI. Uruguayo. 1895 // 1988
Tengo las manos ásperas,
pero hay pan en la mesa,
tengo las manos ásperas,
pero hay luz en la casa.
Tengo las manos ásperas,
me honra su aspereza ,
porque así han sido todas,
las gentes de mi raza.
No me avergonzó nunca
mi heredada pobreza,
ni me achicó tampoco
la humildad de mi traza.
Tengo las manos ásperas,
pero hay vino en la mesa,
tengo las manos ásperas,
pero hay paz en la casa.